“Somos nuestra memoria….” Jorge Luis Borges
Cuando me invitaron como
ex alumno a compartir el acto para conmemorar el Día de la Bandera en el
Instituto Provincial de Educación Técnica y Media (IPETYM) Nº 262, me
sorprendió mucho y a pesar de que dicho instituto es una continuación de la
escuela media que me formó, en principio no lo podía entender.
Decidí ir, en principio
por respeto, pero más que nada por la oportunidad de encontrarme con antiguos
compañeros. Además hace ya un tiempo que resolví hacer el ejercicio de
contrariar mis prejuicios (en este caso mi resistencia a acudir a un lugar que
para mí no significaba mucho) para
dejarme llevar por la realidad a donde quiera que ésta vaya.
La primera satisfacción
fue la del encuentro con los compañeros de la adolescencia (creo que a todos nos pasó lo mismo, costó
reconocer a algunos – el tiempo hace de las suyas-).
Otra grata sorpresa fue
que las 50 promociones estuvieron
representadas por sus abanderados y/o escoltas. Cincuenta años de
orgulloso esfuerzo, mérito y responsabilidad (tal como lo califica el
recordatorio entregado a cada uno).
Pero sin duda lo más gratificante fue volver a
encontrarme con el nombre Dr. Belisario Roldán, que yo creía olvidado o perdido
en los distintos cambios que han sufrido nuestras instituciones educativas.
Durante el acto comencé estando un poco perdido, las
realidades han cambiado, especialmente para los “veteranos” como uno , a los
que nos cuesta despegarnos del que “el pasado siempre fue mejor”. No era mi
escuela (el edificio por lo menos), los profesores tienen otro estilo (para
colmo los veía terriblemente jóvenes), etc. etc.
Pero poco a poco me fue ganando la emoción y fui
reconociéndome en un lugar que era extraño para mí. Y fueron esas tres palabras
de Borges: “Somos nuestra memoria” las que terminaron de incluirme en el
presente de esta Institución y entenderla como mía otra vez.
Al fin y al cabo no hay épocas mejores, ni peores, solo realidades distintas. Y basta con que un recuerdo nos toque íntimamente para volver a sentir aromas que teníamos dormidos aunque los lugares sean otros.
Al fin y al cabo no hay épocas mejores, ni peores, solo realidades distintas. Y basta con que un recuerdo nos toque íntimamente para volver a sentir aromas que teníamos dormidos aunque los lugares sean otros.
Borges y Belisario Roldán hicieron que un tropel de
recuerdos aflorara a mi mente. Infinidad de rostros y momentos tan queridos que
guardo en el corazón y que me conectan con lo mejor de nosotros mismos: los
sueños y la inocencia.
Se puede, ¡qué diablos!, vivir otra vez,
a pura memoria los buenos momentos.
a pura memoria los buenos momentos.
“Adiós” de Belisario
Roldán
