Corría el año
1963 en el Festival Folk de Newport (Rhode Island) una pareja de amantes
ocasionales se encontró arriba del escenario. Ella lo había conocido tiempo
atrás cuando era una joven estudiante pacifista que entonaba estrofas
comprometidas con la situación social y política (lo que luego se llamaría
canción de protesta). Él recién comenzaba a experimentar con la música y era
uno de los innumerables beatniks de Greenwich Village. Ella lo convenció para
subir a un escenario y esa fue la ocasión.
Esa noche al
finalizar la noche en medio de un "rugido ensordecedor de aplausos"
llevaron al escenario a esta pareja, junto a Pete Seeger, y los Freedom Singers
para un cierre espectacular. Los cantantes se pararon en una sola línea frente
a la audiencia con los brazos cruzados y las manos juntas y comenzaron a cantar
una variación de un himno bautista. La nueva encarnación del himno, We shall overcome (Venceremos), se había
convertido en el himno para el Movimiento de Derechos Civiles.
Ella era Joan
Baez y el Bob Dylan
Bob Dylan aún no
había alcanzado la fama, pero fue allí donde amagó convertirse en el portavoz de
una generación, como finalmente sucedió. Joan Baez, activista contra la guerra
de Vietnam ya gozaba de amplia credibilidad entre los cultores del folk. Dueña
una voz privilegiada –mezzo soprano - con un vibrato controlado que le da una
fuerza interpretativa exquisita. La pureza de su voz, la sencillez de las
melodías, el carácter comprometido de sus letras y la belleza de su rostro de
mujer la hicieron una participante de la mayoría de los recitales comprometidos
de los 60, 70 y 80.
Esa noche
hicieron delirar a la concurrencia. El tocaba la guitarra acústica y ella
seguía las poéticas letras con una voz dulce pero enérgica. Fue el punto cumbre
de la relación, tanto musical como afectiva.
En 1963 y 1964, Dylan
cantó en el cierre del festival de Newport ante los vítores del público siempre con Joan
Baez a quien se consideraba su protectora hasta ese entonces y quien lo había
invitado al festival.
Temas como Blowin in the wind alimentaban en Baez los
ideales de amor y justicia social y
pensaba que había encontrado a su camarada y que participaban de los mismos
ideales.
En la gira
inglesa de Dylan, Joan lo acompañó pero él no la invitó a participar de su
show. Claramente ella ya no encajaba en la nueva concepción, ni en filosofía ni
estilo. Ella quería estar allí, pero el círculo de amistades de Bob siempre la incomodaba.
La mujer que
presentó en sociedad a Dylan, que cantó sus poemas, termina siendo la sombra de
dicho hombre. También comienza a cuestionarle sus experiencias peligrosas con
las motocicletas (casi se mata en 1966), las drogas, el alcohol y sobre todo la
infidelidad. La pareja símbolo de la canción de protesta, del compromiso
pacifista, de los ideales de libertad y antirracismo, no tarda en quebrarse
definitivamente. Dylan, en permanente viraje musical acentúa la separación al
cansarse de su rótulo de intérprete de resistencia. Decide disfrutar de las
bondades de las estrellas del rock.
Bob Dylan se
casó con Sara Lownds en noviembre de 1965 y Joan Baez lo hizo con David Harris
en marzo de 1968 y se divorció de él en 1973.
Era el año 1975
cuando Joan Báez, que no dejaba de pensar en Bob, retomó la amistad con su
antiguo amante. Ambos se enrolaron en una gira conocida con la leyenda Rolling
Thunder Revue. Y compusieron la banda de una película, Ronaldo y Clara, de cuyo
rodaje se encargó totalmente él. Volvieron las noches de pasión en la pareja.
Joan Báez siempre lo consideró el hombre de su vida, para el que creó estas
canciones, entre otras: "To
Bobby", "Diamonds and Rust" y sobre todo "Winds of the Old Days",
donde recordaba lo mucho que él la hacía sufrir en aquellos días ventosos y de
furia.
La reanudación
de sus amores, tuvo su punto final un par de años después cuando Dylan contrató
como vocalista a Carol Dennis con quien termina casándose en secreto años
después.
Los destinos de Bob Dylan y Joan Báez
volverían a encontrarse en 1984, cuando cantaron nuevamente juntos en una gira
organizada por Carlos Santana. Pero el amor que ella seguía sintiendo por Bob
no se apagaría en los decenios siguientes, hasta la actualidad. Aunque no era
correspondido por él con la misma intensidad. Las rarezas del divo imposibilitaban
una estabilidad entre los dos. Solo coincidían en una cosa: Joan confesaría:
"Estoy hecha para vivir sola". Que es lo mismo que ha acabado
haciendo él.
“Bob es uno de los seres humanos más complejos que
haya conocido. Creo que al comienzo traté de comprender a este muchacho, me
rendí así que no sé, no sé lo que pensaba, solo sé lo que nos dio”
Hoy Joan ha
cumplido 81 años (09-01-1941) y Bob los cumplirá muy pronto (24-05-1941) y para
mí, es una de tantas historias de amores que no se concretan o se concretan a
medias. Y que no son más (ni menos) que eso, historias de amor, que la memoria
y el recuerdo agigantan en la cabeza de alguno de sus actores.