domingo, 9 de julio de 2017


La tolerancia, virtud o arrogancia?

Tolerar según el diccionario de la RAE

1. Soportar, admitir o permitir una cosa que no gusta o no se aprueba del todo [alguien que tiene la autoridad para oponerse a ello].
2. Permitir algo ilícito sin consentirlo expresamente.

Cuando digo que soy tolerante me estoy colocando en un lugar de superioridad; “te tolero porque soy más fuerte”, “te tolero porque puedo”, “te tolero porque en realidad lo que haces no está bien y espero que cambies”, “soy más bueno, soy más digno… que lo que tolero”, ya sea una situación, una persona o una incapacidad propia. Cuando estoy tolerando, en forma solapada estoy formulando un juicio y una crítica. Es caer en la trampa de creerme mejor. Se parece bastante a soportar. Y que pasa si me canso y ya no puedo o no quiero soportar, no puedo o no quiero tolerar?, entonces puedo justificar la ira del final.

Muy diferente es el aceptar

Aceptar según el diccionario de la RAE

1. Recibir [una persona] voluntariamente algo que se le ofrece o propone.

Cuando acepto, lo hago sin pretender cambiar nada. “Te acepto tal cual eres porque confío en mí y me abro al misterio de encarar una relación contigo de igual a igual”, “Acepto esta situación tal cual es, porque confío en mi capacidad de aprendizaje”. El aceptar implica fe y confianza en mí y en los demás sin la pretensión de cambiarlos ajustándolos a mis deseos.

Tolerando (soportando) es como vamos cerrando posibilidades que nos encaminan hacia un muy probable final: la rebeldía. Es un embudo.
Aceptar es un gran “SI” que nos permite ver las posibilidades y las oportunidades que hay en mí, en el otro y en la situación.

En el mayor acto de amor que yo conozco, Jesús en el huerto de Getsemaní oraba diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.


Nadie diría que estaba tolerando.